El origen de esta práctica es la India, donde los yoguis la llevan realizando desde hace siglos, dentro de sus rituales de purificación (Jala Neti), utilizando una vasija similar a una tetera (Neti). En Occidente los lavados nasales se han empleado como un remedio casero para aliviar la congestión nasal.
Diferentes estudios realizados en los últimos 20 años han puesto de manifiesto que irrigar la nariz una o dos veces al día disminuye la obstrucción nasal y mejora la rinitis y sinusitis. El líquido de irrigación en el interior de las fosas nasales ejerce una limpieza por su efecto de arrastre, eliminando las secreciones acumuladas, costras, pus y otros contaminantes depositados en la mucosa nasal durante la respiración. Esta limpieza, además de mejorar la congestión nasal, tiene un efecto antiinflamatorio sobre la mucosa.