Vacunas antialérgicas
Historia: tienen su origen hace más de 100 años (Noon y Freeman, 1911). Estos médicos las empezaron a utilizar con éxito para tratar la alergia al polen ya que pensaban, erróneamente, que la alergia era causada por una toxina del polen.
Emplearon por tanto la vacunación de forma similar a lo que se estaba haciendo con éxito para combatir otras toxinas como la de la difteria o tétanos.
Las vacunas antialérgicas son vacunas terapéuticas (inmunoterapia) que se usan para disminuir la reactividad de los pacientes alérgicos a sus alérgenos. Con ello disminuyen a su vez los síntomas y se evita la progresión de la enfermedad alérgica. Para que sean eficaces hay que ajustarlas a la sensibilización de cada paciente por lo que en la mayoria de los casos son preparados individualizados que se fabrican según la reactividad del enfermo.
Las alergias suceptibles de ser tratadas con estas vacunas son las debidas a pólenes, ácaros, hongos, epitelios, insectos o venenos.
